Mi viaje al Salar de Uyuni: una aventura inolvidable

salar de uyuni review

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Dicen que en la vida tienes que plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo, yo añado (o sustituyo) visitar el Salar de Uyuni, uno de los lugares más fotografiados en Sudamérica. A día de hoy aun no me creo lo que vi, pero lo recuerdo perfectamente y quiero intentar transmitir lo que viví. Sé que las palabras son limitadas, pero lo voy a intentar, ¡te cuento mi viaje al Salar de Uyuni desde Chile!

Antes de empezar con el deseado y esperado viaje al Salar de Uyuni de 3 días, decidimos pasar 3 días en San Pedro de Atacama, para aprovechar el viaje al máximo, claro. Fue genial porque tuvimos tiempo de descubrir el Valle de la Luna, disfrutar de un baño en las termas de Puritama y observar las estrellas con el tour astronómico. ¡Fue genial!

Día 1: De Chile al Salar de Uyuni

Después de unos días muy intensos en San Pedro de Atacama, nuestro punto de inicio desde donde empezar el viaje al Salar de Uyuni, decidimos acostarnos pronto la última noche, a las 04:00 de la madrugada nos recogería el minibus y el mejor plan que se nos ocurría era intentar descansar. ¡Y menos mal! Pasaron a recogernos súper puntuales y las 12 personas fuimos juntas hasta la frontera, donde nos dividieron en tres grupos para cambiar de vehículos.
frontera Bolivia Chile

Antes de la frontera con Bolivia tuvimos que rellenar unos documentos informando del tiempo que pasaríamos en el país. Después del papeleo, tortitas, café con leche, fruta y bocadillos nos esperaban en el coche que nos había llevado hasta ahí, ¡menudo manjar! El madrugón mereció la pena y sin duda conseguimos revivir, ¡estábamos hambrientas!

Tras cargar las pilas llegaron los tres coches que esperábamos para seguir con el viaje al Salar de Uyuni. Nosotras compartimos vehículo con una pareja francesa, y madre e hija brasileñas, ¡fue un mix encantador!

Cuando llegamos hasta la frontera nos sellaron los pasaportes, ¡ale ya estábamos fichadas! En medio de la nada disfrutamos de unas vistas increíbles de un volcán inmenso (no sé si era el Licancabur, la verdad). Al volver al subir al coche no podíamos dejar de mirar por la ventanilla, ¡y suspirar! Qué maravilla, los paisajes eran de película: desierto, volcanes, lagos de colores, rocas majestuosas, etc.

termas de polques Bolivia

Y de disfrutar de las vistas en la distancia pasamos a hacerlo en la cercanía. Primero la Laguna Blanca, después la Laguna Verde y Roja. Pasamos también por el punto más alto del viaje al Salar de Uyuni: un géiser (impresionante, te puedes imaginar) a 4.000 msnm. Aunque la emoción te pueda, no corras hacia él. Yo lo hice y me mareé bastante debido a la altitud y los humos tóxicos que expulsa. Conclusión: no tengas prisa que el géiser no se va a ir a ninguna parte.

Antes de descansar para comer hicimos la última parada en las Termas de Polques, ¡y vaya parada! Se me olvidó que tenía hambre. Las aguas estaban limpísimas y desde dentro pudimos deleitarnos con unas vistas asombrosas. El paisaje estaba envuelto en una mezcla de colores única y se podía respirar inmensidad. ¿No te parece que hablo del paraíso?

Comimos en el porche de una antigua escuela y por la tarde vimos la Laguna Colorada, ¿adivinas el porqué de su nombre? La laguna estaba repleta de flamencos rosa que se entremezclaban con las alpacas y llamas del entorno, ¡fue una estampa enternecedora!

Laguna Colorada salar de uyuni tour

Entrada la tarde llegamos al primer alojamiento, un hostal muy humilde regentado por nativos del pueblo. Estábamos en medio del desierto sin ninguna conexión y las ciudades quedaban a horas en coche. Aunque mucho dista de un hotel de lujo, fue un lujo estar allí. Nos trataron con cariño y la comida estaba deliciosa.

Hablar castellano fue una gran ventaja tanto en el hostal como en el transporte porque ni los anfitriones ni el conductor hablaban inglés. Puedes imaginarte que la pareja de franceses lo tuvo un poco complicado para entender las explicaciones de Willy, nuestro conductor, sobre la historia de cada lugar, los paisajes, etc. ¡Pero era muy expresivo y se esforzaba por dejarlo todo claro!

Día 2: El Hotel Sal

Al día siguiente la primera parada fue en la llamada Italia Perdida y el valle rocoso, un desierto de rocas escarpadas y de mil formas que recordaba a un pueblo de piedra. Hicimos otra parada para ver monumentos rocosos, el que más me llamó la atención tenía forma de camello. También visitamos el cañón del Inca, una roca en medio de la nada, en el centro de un cañón. ¡Parecía que estuviésemos en la estampida del Rey León!

Cañón del inca salar de uyuni tour

Antes de parar a comer hicimos una parada en la que nuestro guía nos indicó un camino de unos 10 minutos hasta la Fauna Sora. Descubrimos un rincón idílico rodeado de patos, hierba de mil colores y formas rocosas por todas partes. Disfrutamos un buen rato paseando a través de la flora y fauna y nos reencontramos con el grupo para trasladarnos en el coche hasta un bar que estaba en medio del Salar de Uyuni.

Fauna sora salar de uyuni tour

A la hora de comer nos juntamos un montón de grupos y cada conductor sirvió la comida al suyo. La comida estuvo deliciosa y nuestro grupo lo pasó en grande. Más aún cuando después de la comida fuimos hasta San Agustín, donde hay una antigua estación de trenes. Probamos un par de cervezas de quinoa en un bar de cervezas artesanas locales. Poco después subimos al coche dirección al Hotel Sal en Uyuni.

comida en grupo en el salar de uyuni tour

Cuando llegamos al hotel tuvimos una no muy buena primera impresión. El Hotel de Sal, ¡era de ladrillos! Antes de que cundiese el pánico Willy nos explicó que, debido a la fuerte época de lluvias en Uyuni de Uyuni, es imposible mantener el edificio hecho exteriormente de sal. Por lo que por fuera está recubierto de ladrillo, pero por dentro, ¡está hecho completamente de sal!

El hotel era precioso y cada pareja del grupo disfrutamos de una habitación privada sin esperarlo. ¡Fue una sorpresa! Era inimaginable que en medio de un desierto se encontrara tal lujo. Nos sirvieron la merienda al poco de llegar y una cena temprana muy rica para poder levantarnos pronto al día siguiente y poder ver el amanecer del Salar de Uyuni.

Día 3: Amanecer en el Salar de Uyuni

Por la mañana (realmente todavía era de noche) todo el grupo fuimos súper puntuales y cargamos el coche para comenzar el recorrido. Decidimos empezar cerca de la Isla Incahuasi para poder visitarla nada más terminar de ver el amanecer. Fue un momento espectacular ver el comienzo del día desde un lugar así. Hacía mucho frío esperando pero nada más salió el primer rayo de sol notamos el calor intenso.

amanecer en el salar de uyuni

Después de ver el amanecer en el Salar de Uyuni visitamos la Isla Incahuasi. Era un sitio extraño y divertido a la vez. Estaba llena de caminitos de piedra hasta la cima y repleta de cactus gigantes en medio de un salar gigante. Queda claro que nos hicimos mil fotos.

Isla incahuasi salar de uyuni

Al bajar de la Isla Incahuasi nos esperaba Willy en una mesita de sal con un desayuno increíble que incluía bizcocho, café con leche, galletitas, etc. Estábamos hambrientos y además todo estaba delicioso. ¡Menudo tour gastronómico estábamos teniendo!

Las próximas paradas fueron ya por dentro, en el curioso Salar de Uyuni, y nos hicimos fotos divertidísimas en grupo en cada una de las paradas. Y por último, antes de despedirnos de este magnífico lugar, visitamos el monumento al Dakar.

Dejamos atrás el Salar de Uyuni y pusimos rumbo al pueblo de Colchani, conocido por su gran mercado de souvenirs. Allí compramos algún que otro detallito para amigos y familiares hasta que Willy nos dijo que era hora de marchar. Antes de ir a comer visitamos el famoso Cementerio de Trenes en el pueblo de Uyuni y nos hicimos muchas fotos, fuimos influencers por un momento.

cementerio de trenes salar de uyuni

Nos vino de perlas recargar energías en un restaurante donde probé por primera vez la carne de llama, ¡estaba riquísima! (también había opción vegetariana).

Una vez terminada la comida nos llevaron a la agencia del operador donde nos dieron acceso a internet por si necesitábamos llamar o enviar algún mensaje urgente. Allí nos despedimos de Willy y del resto del grupo que ya considerábamos amistades.

Sin duda fue una experiencia increíble que nunca olvidaré. Nunca hubiera pensado que pudiesen existir lugares naturales tan bellos, impactantes y mágicos más allá de las páginas de los cuentos de fantasía. Esos días en mi cabeza son como un paréntesis de desconexión. ¿Te han entrado ganas de visitar el Salar de Uyuni? ¿Tienes alguna duda? ¡Cuéntame!

Paula

Periodista, nómada y aventurera. Paula nunca diría que no a una acampada y es experta en montar una tienda en menos de 10 segundos.

Además de eso, le encanta bailar y quizás por eso le gusta tanto América Latina. Uno de sus mejores viajes fue a Argentina, pero tiene muchísimos destinos más a sus espaldas de los cuales nos habla en este blog.

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